lunes, 28 de febrero de 2011

ANDALUCIA

Todos tenemos necesidad alguna vez de escribir, de expresar, de transmitir. Parece como si de alguna forma hubiésemos gestado una idea y tengamos necesidad de parir una realidad. Es así y no sé por qué hay días que me coloco delante del ordenador y sin corregir nada empiezo a teclear. Esas ideas, muchas veces, desordenadas van tomando cuerpo.

Acabo de levantarme, he dejado el ordenador porque he oído el himno de Andalucía. Estaban izando la bandera, nuestra enseña, un símbolo importante de nuestra dignidad. Hoy no me he tragado las lágrimas, las he sacado. Era una mezcla de orgullo y de rabia; de sueño y de realidad; de historia y presente; de páginas de glorias y de fracasos. Esa dicotomía se siente más desde la lejanía.

Hay sentimientos que estemos lejos o cerca son idénticos; los kilómetros separan las tierras, pero no separan los sentimientos; los kilómetros separarán paisajes, lugares..., pero no van a separar las voluntades de un pueblo.

“Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombre de luz que a los hombres almas de hombres les dimos” Esa es una estrofa de nuestro himno, aparentemente cuatro versos, pero cuatro versos con mucha profundidad. Somos el pueblo de la eterna esperanza y la difícil realidad: “los andaluces queremos...” ese sentido desiderativo, optativo hace que los años pasen y el pueblo siga queriendo, pero consiguiendo muy poco. La comunidad con más recursos naturales y la más rica se convierte de forma permanente en la pedigüeña de Madrid. No hemos planteado un proyecto de Pueblo, hemos ido saciando el hambre de forma diaria, hemos hecho pactos puntuales para conseguir migajas.

¿Qué ha fallado? Esa es la pregunta del millón. Si supiéramos analizar de forma fría, apartidista, reflexiva seguro que encontraríamos la respuesta. Si fuésemos capaces de meter el dedo en la llaga sabríamos cual es nuestro estado de salud.

Este escrito no puede salir bien, imposible, me acabO de levantar otra vez para ver el discurso institucional de la presidenta del Parlamento. Si antes se me escaparon las lágrimas ahora lo que tengo dentro es rabia. El discurso es vez de institucional ha sido una proclama de lo hecho, por cierto muy poco y acusaciones continuas contra la oposición. ¡Por favor Sra. Fuensanta que hoy no tocaba!

Estoy seguro que muchos dirán que hemos conseguido cosas.¡ Sólo faltaría que con las inversiones que se han hecho estuviéramos como en los años 80. ¿Pero, cuánto se podría haber hecho?

Una última reflexión. Tampoco creo que los que ocupen el gobierno vayan a hacer más. El mal de Andalucía no sólo son sus políticos, somos todos, nos falta una estructura de pueblo, pueblo con un mismo destino, pueblo que camina unido.

No lo voy ni a revisar. ¿Qué puede salir después de lo que he visto por Canal Sur y a la vez estoy oyendo cantar a un andaluz de creencias: Carlos Cano?

Nuestros hijos y nietos necesitan que nos olvidemos de partidos y caminemos juntos, unidos, que busquemos juntos el amanecer, ver juntos la salida del sol, caminar durante todo el día, durante todo los meses, durante todos los años, con el único objetivo de ser más y mejores

Desde que amaneció en el balcón de mi casa a más de 1.000 kilómetros de Andalucía luce la bandera verde, blanca y verde.

Andalucía será libre cuando lo seamos sus hombres y mujeres; cuando pongamos todas nuestras virtudes a trabajar; cuando de nuestras mentes desaparezcan los momentos oscuros y aparezcan los muchísimos momentos claros de nuestra historia.

Felicidades a todos los hombres y mujeres que luchan por Andalucía. Ser andaluz no sólo es un lugar donde te tocó nacer; es tener voluntad de serlo y de transmitirlo.

VIVA ANDALUCÍA

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